Podemos exige a Sánchez que ‘sus’ ministerios tengan autonomía de gasto

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Carlos Cuesta

Podemos no tiene límite en sus exigencias de gasto público. Ni lo tiene en esa misma actitud derrochadora asignada a los departamentos que pretende quedarse tras la negociación con el PSOE. Los hombres de Pablo Iglesias quieren hacerse con un largo listado de ministerios -han pedido cinco carteras-. Pero, además, quieren que los departamentos vayan con una peculiaridad imposible de cumplir: autonomía de gasto. O dicho de otra manera, que el Gobierno de Pedro Sánchez no pueda limitar su capacidad operativa por medio de recortes del presupuesto de sus áreas de control.

El primer asalto en este objetivo utópico ha sido la pelea por el Ministerio de Hacienda. La reclamación se puso en la mesa por parte de Podemos el pasado domingo. Los podemitas saben que esa es la caja del tesoro y que, por lo tanto, quien controle ese área tendrá poder para gastar sin más restricción que la de los impuestos que se extraigan de la población y las empresas y la de la deuda que se emita. Y como ni las subidas fiscales ni la autorización de deuda son un problema para ellos, Hacienda era la cartera perfecta para saciar los sueños de los enamorados del gasto público.

Pero Pedro Sánchez, evidentemente, no está dispuesto a un timo de este estilo, y menos aún, a que se lo propicien desde dentro de su propio Ejecutivo. Por eso, la negativa a dar Hacienda a los hombres de Podemos ha sido automática.

Barra libre de gasto

La segunda estrategia de los de Iglesias, sin embargo, no ha tardado en llegar. Los podemitas quieren ahora que sus departamentos ministeriales vayan acompañados de una especie de carné para gastar. Traducido: que el Gobierno o el Consejo de Ministros no puedan limitar a su antojo su operatividad recortando el margen presupuestario de esas carteras.

Moncloa no quiere aceptar semejante exigencia. Pero el problema para poder materializar esta reclamación de Podemos no es ya sólo el rechazo de Sánchez. También lo es el propio articulado de la Ley General Presupuestaria, las competencias de Hacienda en materia presupuestaria y el propio control del gasto que efectúan las instancias europeas sobre las cuentas de cada país miembro.

Y es que desde ninguno de esos prismas es materializable que unos ministerios puedan tener parcelada una parte del gasto público sin posibilidad de control o recorte.

Pese a ello, los de Podemos insisten. Y quieren que las áreas reclamadas tengan una gran capacidad de gasto y una reducida operatividad del control interventor del PSOE.

Entre esas áreas reclamadas se encuentran, por ejemplo, Trabajo: que es nada menos que el departamento que se gana el favor de los sindicatos al decidir el dinero asignado a cursos de formación.

Otra de las áreas deseadas por los hombres de la formación morada también está Transición Ecológica: un departamento que, en manos de los morados, perfectamente podría regular incentivos para paliar la pobreza energética.
O, por ejemplo, un pretendido Ministerio de Vivienda: desde donde el desembolso en ayudas a viviendas públicas se puede convertir en un todo un cheque en blanco perfectamente diseñado para arrebatar a los socialistas el grueso de los votantes más desfavorecidos.

Y, qué decir de esa aireada Vicepresidencia Social con la que sueña Irene Montero, desde donde todo programa de gasto y compra de votos a cambio de prestaciones sociales sería materializable.

Por eso, el PSOE no quiere dar esa capacidad autónoma de gasto a los departamentos que se acaben entregando a los podemitas. Porque tampoco el resto de áreas del Gobierno la tienen. Y porque sería un motivo de fractura inmediata del Gobierno.

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